20/7/11

20 de Julio


Había olvidado cuanto llovía en Ancud.

Ayer en la tarde se nublo y por no salir con parca quede estilando de lluvia. De noche la pieza de madera crujía con el viento y me dio un poco de culpa tener que sacar al gato por la ventana para que fuera a orinar. Todas las veces que vengo a la casa de mi abuela siento que nada ha cambiado, pero ciertamente todo ha cambiado, mi abuela ya se esta acercando a los 90 años y repite una y otra vez las cosas, a veces siento que me reconoce pero otras veces no. A veces trato de recordar como era ella antes de que muriese mi abuelo Nestor y le hubiese dado ese derrame cerebral,  pero son pocos recuerdos los que puedo armar. La mayoría de los recuerdos que tengo son de cuando era bien niña y ella me llevaba a la iglesia que queda arriba de la casa para escuchar la misa los días que llovía mucho y pasaba a esperar me recogieran mis padres, o en verano cuando lo pasabamos con todos mis primos en su cabaña en lechagua. Ella ciertamente fue una persona genial, fue profesora y por lo que supe sus alumnos la querían bastante. Ella sin duda es uno de los ejemplos a seguir que tengo.  Ahora ella me mira y sonríe siempre, ciertamente creo es feliz. 

Pienso que es triste llegar tan viejo, principalmente si recuerdas poco y nada.  Siempre he dicho que no me gustaría vivir tanto, pero a veces pienso que es una estupidez decir eso. Porque al final los abuelos no viven para ellos, sino que viven por sus seres queridos. Porque cuando se mueren  dejan un vació en quienes los aman.

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